Este agosto será un buen mes para observar las Perseidas o «lágrimas de San Lorenzo»,
sobre todo las noches del 11 al 12 y del 12 al 13, en las que
astrónomos y aficionados podrán llegar a ver hasta 150 estrellas fugaces
en una hora favorecidos por una luna que estará en fase menguante.
Las Perseidas
son una lluvia de meteoros, sucesos que ocurren en la atmósfera a unos
cientos de kilómetros de altura cuando fragmentos muy pequeños de polvo
se queman a gran velocidad.
Esa
combustión es lo que desde la Tierra se ve como un bólido o estrella
fugaz, un destello que dura menos de un segundo, explica a Efe Francisco
Colomer, astrónomo del Observatorio Astronómico Nacional.
En
una noche cualquiera se pueden ver varias estrellas fugaces, una, dos o
tres a la hora. Sin embargo, hay determinados meses del año en los
cuales aumenta considerablemente su número, dando lugar a lo que se
conoce como lluvia de estrellas.
En este sentido, Colomer detalla que cuando se habla de lluvia de estrellas es cuando se pasa de «un ritmo de estrella fugaz por hora a uno de estrella fugaz por minuto, lo que es más espectacular».
Estos
fenómenos se pueden prever con antelación, ya que todos los años la
Tierra en su camino alrededor del Sol atraviesa la trayectoria de varios
cometas. En concreto, cada verano la Tierra cruza la órbita del cometa «Swift-Tuttle» y ésta, según Colomer, está llena de partículas pequeñas liberadas por el cometa.
Cuando
una de estas partículas, que formaron en su día la cola del cometa,
entra en la atmósfera terrestre, la fricción la calienta de tal manera
que se vaporiza a gran altura, unos 100 kilómetros.
Durante
unos segundos la partícula brilla como si fuera una estrella y por eso
el fenómeno recibe el nombre popular de estrella fugaz.
Recomendaciones para la observación
El
momento de máxima actividad de esta corriente de meteoros, que viajan a
una velocidad de 60 kilómetros por segundo, será el 12 de agosto a las
14:00 horas, por lo que en España no se podrá ver al ser de día, señala
Colomer, quien no obstante puntualiza que las noche del 11 al 12 y del
12 al 13 serán buenas para observarlas.
Este
año, aunque no perfecto, será mucho mejor que el anterior porque el
pasado hubo luna llena, lo que impidió la observación, pero este verano
el satélite de la Tierra estará en fase menguante, que afectará también
la visión de estos bólidos, pero en menor proporción.
Debe evitarse la contaminación lumínica para poder apreciar el fenómeno. Por lo que el lugar de observación puede ser cualquiera con tal de que el cielo se vea oscuro y sin obstáculos como árboles o edificios.
Tampoco se deben utilizar instrumentos ópticos,
según Colomer, ya que están sujetos a un campo de visión determinado.
Aunque las Perseidas parecen venir de la constelación de Perseo —de ahí
su nombre—, se pueden ver en cualquier parte del cielo: «lo idóneo es
tumbarse en el suelo o en una hamaca y esperar», opina este astrónomo.
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