"Las crisis alimentarias están destinadas a repetirse hasta que los líderes mundiales encuentren el valor para solucionar estos problemas", destaca la organización en un comunicado.
El encarecimiento de estos bienes pasará factura a los países más pobres, según la ONG, que se verán obligados a pagar precios más altos para la importación. La situación de Yemen es particularmente grave, puesto que el país importa el 90% del trigo y 10 millones de personas sufren el hambre, incluyendo a 267.000 niños en riesgo de muerte por malnutrición.
Oxfam aboga también por moderar la producción de bioetanol, un combustible que absorbe el 40% de las reservas de trigo en EE UU.
En lo que va de año, el incremento de la cotización de los alimentos y la sequía han afectado a más de 18 millones de personas en el Sahel. La ONG calcula que para erradicar el hambre en esta región se necesitan 7.830 millones de dólares, pero la crisis económica mundial ha causado una fuerte caída de la donaciones internacionales.
Azúcar y cereales empujan el alza del precio
El dato publicado este jueves por la FAO, sin embargo, se mantiene por debajo de los niveles máximos alcanzados en 2011. El índice de precios de los alimentos, que mide los cambios mensuales de una cesta de productos básicos a nivel internacional, se situó en un promedio de 213 puntos en julio, 12 más que el mes anterior, aunque lejos del récord de 238 puntos de febrero del año pasado. El alto coste de los alimentos fue entonces uno de los factores clave que contribuyeron al estallido de la primavera árabe.El repunte del precio de los alimentos de julio se debe, sobre todo, al encarecimiento de cereales (17%) y azúcar (12%). Carne y productos lácteos, en cambio, apenas sufrieron cambios.
La sequía en EE UU ha deteriorado las perspectivas de los cultivos de maíz, lo que hizo subir el precio en casi un 23% en julio. Mientras el arroz se mantuvo estable en julio en 238 puntos —uno más respecto al mes anterior—, las cotizaciones del trigo subieron un 19% por los malos resultados que se perfilan para la Federación de Rusia.
El retraso de los monzones en India y las escasas precipitaciones en Australia también han contribuido a la subida de precios.
La hambruna que el año pasado acabó con la vida de más de 50.000 personas en el Cuerno de África fue la primera del siglo XXI, pero podría no ser la última. El encarecimiento de los alimentos en un 6% registrado en julio, de acuerdo con la agencia de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), abre la puerta a una nueva crisis, puesto que todo apunta a que los precios seguirán subiendo por los daños causados por las sequías y las elevadas temperaturas.
"Todavía es temprano para afirmar que nos enfrentamos a la misma crisis de 2008 o 2011", destaca la experta de la FAO, Concepción Calpe, en conversación telefónica, "pero hay un peligro. Estamos viviendo un año difícil. Ya en 2011 tuvimos malas cosechas en todo el mundo y los países tuvieron que utilizar parte de sus reservas alimentarias".
Entre 2007 y 2008, el insostenible incremento del precio de los combustibles —el petróleo cotizaba unos 145 dólares por barril, frente a los actuales 100—, el mayor uso de bioetanol, condiciones climáticas adversas y políticas restrictivas llevaron a un fuerte repunte del coste de los alimentos. Pese a que sus precios se situaran por debajo de los niveles registrados en julio de este año, el alza de la cotización de los bienes básicos desembocó en violentas protestas en las calles de Haití, Egipto y Camerún, entre otros países.
La experta de la FAO alerta del peligro que podría derivar de los resultados de la producción agrícola en algunos de los mayores responsables del suministro de alimentos en el mundo. "En Estados Unidos la cosecha ha sido muy inferior a las expectativas", destaca. "Podría salvarse la soja, pero ya es demasiado tarde para el maíz". Las altas temperaturas en el país norteamericano —julio fue el mes más caluroso desde que se empezó a recoger estos datos en 1895 y marcó el récord de los últimos 13 años en cuanto a sequía— ya han llevado los precios de trigo y soja a niveles récord el mes pasado. Argentina y Rusia también han reducido su producción de bienes básicos, lo que da pie a especulaciones sobre una posible restricción de las exportaciones por parte de Moscú. Las excepciones son muy raras. "Esperemos que Brasil", asolado por las lluvias a destiempo, "pueda recuperar algo", añade Calpe.
Naciones Unidas tiene la mirada puesta en El Niño, un fenómeno climático que causa un calentamiento de las aguas del Pacífico, con efectos muy distintos según las regiones. "Si prevalece en los próximos meses", explica la experta, "habrá más lluvia en América Latina, pero en cambio traerá sequía a algunos países asiáticos, como Indonesia y Filipinas".
Aunque sea temprano para hablar de una nueva emergencia, existen pocas dudas sobre que los precios de los alimentos seguirán incrementándose en los próximos meses. "No hay más remedio, hay que compensar el desequilibrio entre demanda y oferta", sostiene Calpe, al recordar que hay menos cereales para abastecer la alimentación humana, animal y la producción energética.
El papel que juegan los mercados financieros en este asunto aún no queda del todo claro. Calpe subraya que "hacen que los precios sean mucho más volátiles, pero no podemos decir que sean responsables por los altos niveles alcanzados. Hay que apuntar más bien a las cosechas y a las políticas".
http://economia.elpais.com/economia/2012/08/09/actualidad/1344503686_872313.html
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