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miércoles, 22 de agosto de 2012

Descarriladas tras su paso por la Factoría Disney

Miley Cyrus, Demy Lovato y Vanessa Hudgens,  tienen problemas con el alcohol, trastornos psiquiátricos y tomarse fotografías eróticas podrían ser comportamientos compulsivos o premeditados para mantenerse en lo alto del ranking de estrellas juveniles.

La factoríaDisney piensa con esmero en su próxima estrella. Su fórmula es sencilla. La productora, una de las más influyentes del mundo, pule a niños y adolescentes hasta convertirlos en estrellas multimillonarias y líderes de la masa juvenil. Unos inicios tan cándidos y prometedores como fugaces, que dejan paso a una vida de rebeldía retransmitida en vivo y en directo. 

Al menos este es el caso de algunos de los rostros más aclamados de Disney de últimamente. ¿Quién no recuerda el salto de niña a mujer de Miley Cyrus en Rock in Rio en 2010? La, hasta entonces, tierna cantante Hannah Montana sorprendió en el festival madrileño desvistiéndose y dejando con la boca abierta a numerosos padres, más gustosos de ver a Cyrus que sus propios hijos. 

Ya lo había advertido: «El día que termine la grabación de Hannah Montana, quemaré su peluca». En efecto. Miley Cyrus ahora es una rockera de 19 años vestida de ángel caído en su videoclip de «Can’t be tamed»; es también una adicta a las fiestas y a los cubatas y, por último, una twitera inspirada en Buda -suya es la frase de su perfil- con mucho sentido del espectáculo y poco del de la privacidad. Recientemente subió a Twitter unas fotografías de su nuevo corte de pelo que dejó estupefactos a aquellos que aún la consideraban una benévola criatura. Cyrus ahora quiere que se la reconozca como una chica punk, transgresora y rebelde, aunque ya hay quien especula que la actriz y cantante podría estar sufriendo un trauma emocional grave. De ahí, estas actuaciones compulsivas para llamar la atención.

Por culpa de un «hacker»

Vanessa Hudgens pasó de ser una princesita en apuros en la serie de Disney Channel «High School Musical» para convertirse en un mito erótico, a caballo entre la pornografía. Tuvieron la culpa unas fotografías que la propia Hudgens se sacó frente a un espejo. Ella, desnuda integral, se las habría realizado para sorprender a su, por entonces, novio, Zac Efron. Ocurrió en el verano del 2007. La actriz, víctima de un «hackeo» informático que descubrió sus vergüenzas, observó cómo su cuerpo y sus provocativas poses prendían como la pólvora alrededor del mundo. La protagonista, «avergonzada», se disculpó medio año después ante sus fans: «Lamento haberme tomado esas fotografías», dijo.
Más escándalos. Demi Lovato, otra estrella Disney, protagonizó la película «Camp Rock» en 2008 y, en 2009, «Programa de protección para princesas», esta última junto a Selena Gómez (novia de Justin Bieber —apaleó a un paparazzi en mayo—) con quien, una fotografía reveló, se besó en la boca. Nada parecía faltar en la vida de esta princesita, pero en noviembre de 2010 Lovato ingresaba en una clínica de salud mental. Tenía sólo 18 años y, al parecer, se autolesionaba.
Dejó a medias una gira de conciertos con los Jonas Brothers para «solucionar sus problemas físicos y emocionales», según el comunicado que emitió su publicista. Recuperada, la actriz y cantante confesó que, de pequeña, fue víctima de bullying en la escuela. Más adelante, en una entrevista a «Cosmopolitan» habló abiertamente acerca de algunos de sus problemas personales como bulimia, alcoholismo, drogadicción y desorden bipolar.

El presagio de cómo pueden acabar


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