JUAN VICENTE BOO CORRESPONSAL REUTERS
En Jerusalén, Benedicto XVI rezó frente a la piedra donde estuvo clavada la Cruz, en la Basílica del Santo Sepulcro ROMA.
El más arriesgado de los 12 viajes de
En Jerusalén, Benedicto XVI rezó frente a la piedra donde estuvo clavada la Cruz, en la Basílica del Santo Sepulcro ROMA.
El más arriesgado de los 12 viajes de
17-5-2009 03:42:13
ROMA. El más arriesgado de los 12 viajes de Benedicto XVI ha sido un éxito arrollador, pues ha caminado durante ocho días por un campo de minas sin que estallase ninguna y deja tras de sí una situación de mejor entendimiento y deseos de paz. Incluso los incidentes, como el discurso de un jeque deslenguado en el acto interreligioso de Jerusalén, o las críticas por la frialdad de su discurso en Yad Vashem, han tenido una dimensión mínima para lo que suele suceder en esa región.
No deja de ser curioso que el Papa fuese recibido con afecto tanto por el presidente israelí Simón Peres como por el presidente de la Autoridad Nacional Palestina Mahmoud Abbas, o que le recibiesen con gran respeto en la misma mañana el gran muftí de la Cúpula de la Roca, el tercer lugar más santo del Islam, y el rabino del Muro Occidental, el lugar más santo para los judíos.
Benedicto XVI dedicó tres días a Jordania, y valió la pena. Gracias a la excelente disposición del rey Abdullah II, y de su primo y consejero para asuntos religiosos el príncipe Ghazi, el Papa pudo pronunciar su primer discurso en una mezquita, un gesto sin precedentes en la historia de ambas religiones.
Benedicto XVI volvió a abordar uno de sus temas favoritos: el valor de la razón humana como complemento de la fe, que había apuntado en la Universidad de Regensburg en 2006 pero quedó sepultado bajo la polémica por la cita de un emperador bizantino ofensiva sobre Mahoma.
La etapa de Jordania dejó como fruto un mejor entendimiento con el Islam, confirmado pocos días después en Jerusalén durante la tercera visita de Benedicto XVI a un importante lugar de culto, la Cúpula de la Roca, donde también tomó la palabra ante los líderes religiosos musulmanes.
Juan Pablo II visitó la Cúpula de la Roca en su viaje del año 2000, pero no fue invitado a hablar. El hecho de que las autoridades religiosas musulmanas hayan comenzado a escuchar regularmente al Papa en sus lugares de culto es un paso adelante para la humanidad.
Juan Pablo II visitó la Cúpula de la Roca en su viaje del año 2000, pero no fue invitado a hablar. El hecho de que las autoridades religiosas musulmanas hayan comenzado a escuchar regularmente al Papa en sus lugares de culto es un paso adelante para la humanidad.
Lo mismo sucede en el terreno de las relaciones religiosas con los judíos. Las visitas de los dos Grandes Rabinos de Israel -el asquenazí Yona Metzger y el sefardí Shlomo Amar- al Vaticano se han vuelto habituales, y ambos le recibieron en el Gran Rabinato de Jerusalén como a un amigo de familia.
En todos sus discursos con líderes musulmanes y judíos el Papa se refirió a la «unidad de la familia humana» y a la responsabilidad de las autoridades religiosas en crear una cultura de paz.
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