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jueves, 3 de abril de 2008

02-Culto a la madre e hijo (2/3)

Fue durante este período de culto prominente a la madre divina, que el Salvador, nuestro Señor Jesucristo, fundó la verdadera iglesia del Nuevo Testamento; y qué gloriosa era la iglesia en esos días.

Pero la que una vez fue conocida como la Iglesia, abandonó su fe original en el tercer y cuarto siglos y cayó en la gran apostasía que los apóstoles habían anunciado. Cuando vino la apostasía se mezcló mucho paganismo en medio de la cristiandad. Se aceptaban en la iglesia a paganos no convertidos y en numerosos casos se les permitía continuar mucho de sus ritos y costumbres paganos sin restricción alguna; en ocasiones se hacían algunos cambios con el fin de que estas creencias paganas parecieran similares a una doctrina cristiana.

Uno de los mejores ejemplos de esta clase de paganismo lo podemos tener en la forma en que la iglesia profesante permitía a los paganos el continuar el culto a la diosa madre. Solamente con un poco diferencia y con otro nombre. Habían muchos paganos que se sentían atraídos al cristianismo, pero era tan fuerte en sus mentes la adoración a la diosa madre, que no la querían abandonar. Entonces los líderes de la Iglesia buscaron una similitud en la cristiandad con el culto de los idólatras paganos para poder atraerlos en gran número y así añadirlos a ella.

¿Pero a quién podrían usar para reemplazar a la diosa madre del paganismo? Pues claro que a María, la madre de Jesús; era la persona más lógica que podían escoger. ¿Por qué, entonces, no permitir que los paganos continuaran sus oraciones y devociones a su diosa, llamándola con el nombre de María, en lugar de los nombres anteriores con los cuales ellos la conocían? Esto le daba al culto idólatra de los paganos la apariencia de cristianismo y de esta forma, ambos bandos podían estar satisfechos e incorporarse así a la iglesia romana.

Y es esto exactamente lo que sucedió. Poco a poco, el culto y doctrinas que habían sido asociados con la madre pagana, vinieron a ser aplicados a María. Así, el culto pagano de la madre continuó dispersándose dentro de la iglesia profesante.

Es obvio que este culto a María no era sólo la veneración que se merece la más bendita entre las mujeres, la madre humana del divino Salvador, sino que, al contrario, no era más que una continuación del viejo culto pagano a la madre, porque a pesar de que María, la madre de Jesús, era una buena mujer, dedicada y temerosa de Dios, y fue escogida especialmente para engendrar el cuerpo de nuestro Salvador, no fue nunca considerada como una persona divina o como diosa por la verdadera iglesia primitiva. Ninguno de los apóstoles, ni Jesús mismo, dieron alguna vez a entender que se debería venerar a María. Como lo indica la Enciclopedia Británica, durante los primeros siglos de la Iglesia no fue puesto ningún énfasis en María.[11] No fue sino hasta la época de Constantino, la primera parte del siglo IV, cuando alguien empezó a ver a María como a una diosa. Pero aun durante ese período, tal idolatría era denunciada por la Iglesia, lo cual es evidente en las palabras de Epifanio, quien denunció a ciertas mujeres de Tiro, Arabia y otros sitios por rendir culto a María como a una diosa verdadera y hacerle ofrendas en su capilla. Pero unos años más tarde, el culto a María no solamente era permitido por lo que es actualmente conocida como la Iglesia Católica, sino que vino a ser una de sus doctrinas principales y lo continúa siendo hasta hoy día.

Como Roma había sido por mucho tiempo el centro del culto a la diosa del paganismo, no debemos extrañarnos de que éste fuera uno de los primeros sitios donde el culto a María se estableció dentro de la iglesia. Este es un hecho que revela abiertamente que el culto a María fue el resultado directo de la influencia pagana.

Otra ciudad en donde el culto idólatra pagano a la madre era popular fue Efeso, y ahí también se hicieron intentos por mezclarlo con la cristiandad. En Efeso, desde tiempos primitivos, la diosa-madre era llamada Diana (Hechos 19). En dicha ciudad los paganos la veneraban como la diosa de la virginidad y la maternidad.[12] Se decía que ella representaba los poderes generadores de la naturaleza, por lo cual se la representaba con muchos senos. Una torre de Babel adornaba su cabeza.

Cuando se tienen creencias durante siglos, por lo general no es fácil abandonarlas. De modo que cuando llegó la apostasía, líderes de la iglesia de Efeso razonaron que si permitían a los paganos continuar su adoración a la diosa-madre, los podrían atraer a la iglesia. Así, entonces, en Efeso se incorporó el culto a la diosa pagana y se mezcló con el cristianismo. Se sustituyó el nombre de Diana por el de María y los paganos continuaron orando a la diosa-madre. Conservaron sus ídolos con la imagen de ella y la iglesia profesante permitió que los adorasen junto con Cristo. Pero no es mezclando de esta forma el cristianismo con el paganismo el camino de Dios para ganar convertidos.

Cuando Pablo llegó a Efeso todavía no se había infiltrado el paganismo. La gente era verdaderamente convertida y en esos días al convertirse al cristianismo destruían las imágenes de la diosa-madre (Hechos 19: 24-27). Cuán trágico fue que esta iglesia aceptara y aún adoptara la idolatría abominable de la diosa-madre disfrazándola bajo el hábito de la cristiandad. Finalmente, cuando el culto a María se hizo una doctrina oficial de la Iglesia Católica, en el año 431 d.C., fue precisamente en el Concilio de Efeso, la ciudad de la diogana pagana Diana. Es obvia la influencia pagana que indujo al Concilio a tomar esta decisión.

Otro sitio del culto idólatra a la diosa-madre fue Alejandría (Egipto). Aquí era conocida bajo el nombre de Isis. Cuando el cristianismo se propagó hasta Alejandría, se hicieron convenios similares a los que se habían adoptado en Roma y Efeso. El culto idólatra-pagano a la madre fue cuidadosamente inyectado a la cristiandad por los teólogos de la iglesia en dicha ciudad. Ahora, el simple hecho de que haya sido en ciudades como Alejandría, Efeso y Roma donde la idolatría pagana se mezcló primeramente con la cristiandad, muestra de manera definitiva la continuación directa del antiguo paganismo.

Esto prueba más aún que el culto a María no es más que el antiguo culto popular a la diosa-madre pagana y se puede confirmar notando los títulos que se le confirieron a María así como la forma ritual de sus cultos.

Bibliografía:
[11] Ibid., Vol. 14, pág. 309.
[12] Enciclopedia Bíblica Fausset, pág. 484.

Recomendamos:
02-Culto a la madre e hijo (1/3).
02-Culto a la madre e hijo (2/3).
02-Culto a la madre e hijo (3/3).


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