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viernes, 9 de julio de 2010

Estudie el Carácter de Cristo y sea como Él


Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
(S. Mateo 6: 24.)
Los cristianos a medias oscurecen la gloria de Dios, interpretan mal la piedad, y producen en los hombres falsas ideas de lo que constituye la piedad vital. Otros piensan que ellos, también, pueden ser cristianos y sin embargo consultar sus propios gustos y hacer provisión para la carne, si estos cristianos a medias pueden hacerlo. En más de un estandarte de profesos cristianos está escrito el lema: "Usted puede servir a Dios y agradarse a sí mismo. Usted puede servir a Dios y a Mamón". Profesan ser vírgenes prudentes, pero al no tener el aceite de la gracia en sus vasos con sus lámparas, no derraman luz para gloria de Dios y para salvación de los hombres. Buscan hacer lo que el Redentor del mundo dijo era imposible hacer. El declaró: "No podéis servir a Dios y a las riquezas".
Los que profesan ser cristianos pero no siguen las pisadas de Cristo, anulan el efecto de las palabras de Cristo y oscurecen el plan de salvación. Por su espíritu e influencia dicen virtualmente: "Jesús, en tus días tú no entendiste tan bien como nosotros entendemos en nuestros días, que el hombre puede servir a Dios y a las riquezas". Estos profesan de religión declaran guardar la ley de Dios, pero no la guardan. ¡Oh, en qué se habría convertido la norma de auténtica humanidad si hubiera sido dejada en las manos del hombre! Dios ha levantado su propia norma: los mandamientos de Dios y la fe de Jesús; y la experiencia que sigue a la completa entrega a Dios es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
-Review and Herald, 19 de agosto de 1890.
Usted no necesita esperar ser bueno; no necesita pensar que algún esfuerzo suyo hará aceptables sus oraciones y le traerá salvación. Que cada hombre y mujer ore a Dios, no al hombre. Que cada uno venga a Cristo en humildad, y hable con El con sus propios labios . . .
Usted debiera orar a Dios por sí mismo, creyendo que El escucha cada palabra que usted pronuncia. Abra su corazón para su inspección, confiese sus pecados, pídale que lo perdone, rogando por los méritos de la expiación y entonces, por fe, contemple el gran plan de redención, y el Consolador traerá todas las cosas a su recuerdo.
Cuanto más estudie el carácter de Cristo, tanto más atractivo aparecerá ante usted. Llegará a estar cerca de usted, en estrecho compañerismo; sus afectos irán hacia El. Si la mente es moldeada por los objetos con los cuales más se relaciona, entonces pensar en Jesús, hablar de El, lo capacitará para ser como El en espíritu y carácter. Reflejará su imagen en lo que es grande y puro y espiritual. Tendrá la mente de Cristo y El lo enviará al mundo como su representante espiritual.
-Review and Herald, 26 de agosto de 1890. 58

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