Aunque su nombre suenen raro las consumimos a diario, básicamente son “toxinas que excitan”, es decir sustancias que provocan un comportamiento por sobre lo normal de las neuronas. Tal vez ya hayamos escuchado que tal o cual componente es cancerígeno (como el aspartamo y los ciclamatos que aparecieron en las TAB de coca cola y que esos productos fueron retirados), pero luego han vuelto “silenciosamente”, escondidos en las letras pequeñas de los productos. Este Dr. hace un análisis exaustivo, científico (pero muy entendible) de toda la cuestión, va mucho más allá del aspartamo (E-951) (que se emplea en todos los chicles que existen, no hay Chicle sin este veneno), y en todos los productos etiquetados como “light”, “diet” o “sin azúcar”, que efectivamente llevan este sustituto del azúcar que, como se ha demostrado experimentalmente, y al igual que el glutamato monosódico (GMS), también devora las neuronas de tu cerebro, facilitando el camino a enfermedades como Parkinson, Alzheimer o derrames cerebrales o infartos cerebrales; incluso si estos ocurren de forma silenciosa, están perjudicando y comprometiendo gravamente tu salud cerebral.
El glutamato monosódico (E-621) puedes encontrarlo en productos infantiles como los famosos “gusanitos” que comen los niños pequeños (entre otras muchas porquerías), los cubitos “mágicos” para las sopas, las sopas de sobre, y en millones de productos que usan los así llamados “potenciadores de sabor”.
No es sólo que “no sean buenos”, sino que resultan veneno para el cerebro y ojos.
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