La economía griega tiene la cabeza fuera del agua y respira a duras penas mientras lucha por mantenerse a flote. El próximo miércoles, inspectores del Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea viajarán a Atenas para tomar una importante decisión: si se ejecuta o no el sexto tramo del primer rescate al país, que supondría una inyección de 8.000 millones de euros. Mientras tanto, el Gobierno de Giorgios Papandreu adopta reformas de última hora y anuncia que no tiene dinero para pagar salarios y pensiones a partir de octubre. La duda es razonable: ¿acabará Grecia por abandonar el euro?
Es una opción que ha descartado por completo la Unión Europea, pero que sí han apoyado en público el primer ministro holandés, Mark Rutte, o algunos dirigentes del CDU, el partido de la canciller alemana Angela Merkel; en Grecia no quieren saber nada del tema. Sin embargo, sí es un escenario posible, dada la urgencia de la situación en el país, y los griegos tendrían todas las papeletas para adoptarlo por su "incapacidad real" para hacer frente a la deuda, según explica a 20minutos.es Federico Steinberg, investigador de Economía del Real Instituto Elcano que, en cualquier caso, no cree que vaya a ocurrir esto. Un estudio encargado por Jean Claude Trichet, presidente del BCE, en 2009 concluyó que, aunque "remota", una secesión de la Unión Monetaria era "concebible".
Lo que está casi asumido es la quiebra. De hecho, "ya se contempló" de alguna manera el pasado mes de julio un "impago parcial" cuando se aprobó el segundo rescate a Grecia y, por tanto, una "reestructuración de la deuda". Ya se estarían preparando para la quiebra, como acreedores que son de Grecia, los bancos alemanes y galos, y esta no tendría por qué implicar la salida del euro. Aunque, en el peor de los casos, podrían ocurrir "las dos cosas". El "problema de credibilidad" del que adolecen los griegos no ayuda mucho, asegura Steinberg; todo lo contrario que el BCE, que pese a sus "rifirrafes" y la división interna exteriorizada en la reciente marcha del economista jefe, Juergen Stark, "seguirá comprando deuda".
Fuera del Tratado de Lisboa
El proceso de salida de un país, Grecia u otro, de la zona euro sería complicado. Para empezar, no es algo que esté contemplado por el Tratado de Lisboa, ni por expulsión forzosa ni por acto voluntario. La entrada en el euro se concibió como algo "irreversible", según Steinberg, "pero si la realidad es tozuda, habría que tomar medidas", añade. Para Lorenzo Dávila, jefe del Departamento de Investigación del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), la salida temporal de Grecia de la zona euro, e incluso de Irlanda, bajo petición extraordinaria podría ser la solución a la crisis actual, aunque al no haber mecanismos sobre el papel "habría que hacer la ley", y el proceso tardaría unos meses.
Si Grecia saliera del euro, su moneda, la dracma, se depreciaría un 60% o 70% y se produciría una crisis bancaria con el consecuente contagio a otros países, "del más débil al más fuerte", según Steinberg, es decir: Irlanda, Portugal, Italia y España, Francia, etc. El "efecto dominó", que tanto teme Merkel y que llegaría a afectar en última instancia a Alemania, sería inevitable. Por eso, habría que permanecer detrás de la barrera psicológica que representa Italia; "esto se puede parar en Portugal", confía Dávila, porque el derrumbe italiano supondría "el desmembramiento de la UE". La salida de Grecia del euro provocaría además una situación ya conocida: un corralito.
La congelación de las cuentas, como ocurrió en Argentina en 2001, impediría que la gente pudiera sacar dinero de los bancos. La depreciación de la moneda, por otro lado, llevaría al país a apoyarse en las exportaciones para crecer, siendo las importaciones cada vez más costosas. El banco suizo UBS pronosticaba hace unos días que el colapso del sistema financiero sería total y la prima de riesgo se dispararía; a nivel internacional, la economía mundial iría "al ralentí", según Steinberg, y todos los mercados se verían afectados, incluyendo los de Asia y Estados Unidos.
"No terminaría de crecer"
El ministro de Finanzas germano, Wolfgang Schaeuble, cree que Grecia está en "el filo de la navaja", no obstante, tras una reunión de los bancos centrales de los países del G-20 en la ciudad suiza de Basilea, Trichet ha mostrado este lunes su confianza en el país y cree que se librará de la suspensión de pagos. El semanario Der Spiegel publicó el pasado fin de semana que varios altos cargos alemanes consideran que el fondo de rescate europeo (EFSF) jugará "un papel fundamental" a la hora de prevenir dicha quiebra, ante la que el Gobierno alemán ya estaría tomando precauciones y analizando una posible recapitalización de sus bancos. Para Dávila, esa sería la "solución" inmediata, una "quiebra ordenada" que afectaría también a los bancos franceses: las entidades alemanas y francesas son las que acumulan más deuda emitida por el estado griego.
También opina el investigador de IEB que si se dejara dentro de la zona euro a Grecia, "no terminaría de crecer". Pero, ¿podría permanecer Grecia dentro de la Unión Europea habiendo abandonado el euro? En principio, ambas cosas van ligadas, a menos que se disfrute de una situación especial, como las de Reino Unido y Dinamarca, que cuentan con cláusulas de salida denominadas opt-out. Hasta la ratificación del Tratado de Lisboa, la salida de la UE tampoco estaba contemplada, pero el nuevo texto sí que incluye la posibilidad de que un estado miembro la solicite de forma voluntaria. Salir de la UE implicaría, por lógica, salir del euro; dejar el euro no sería concebible sin dejar la UE. Steinberg cree que si Grecia abandonara ambos podría pedir después el reingreso en la Unión.
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