Un centro médico ha descubierto los cambios del virus necesarios para contagiar a personas
La revista 'Science' retuvo la publicación por sus riesgos como posible arma biológica
Ron Fouchier, ha trabajado con fondos del Instituto Nacional de Salud estadounidense, una comisión asesora independiente en materia de seguridad biotecnológica. En septiembre, presentó los primeros resultados de su trabajo en un encuentro celebrado en Malta. Hoy, ha calificado de error la decisión del Consejo Científico de EEUU. “No nos queda más remedio que respetar su opinión”, ha dicho. “Pero sabemos cuáles son las mutaciones que debemos analizar en caso de que haya un brote, y así, pararlo antes de que sea tarde”. “Nuestro trabajo también ayudará a obtener medicamentos y vacunas”, ha añadido. Los responsables de Science deberán decidir ahora cómo publicar la versión reducida del estudio. Y sobre todo, remitir a la comunidad científica consideraba fiable la parte omitida.
Hasta ahora, el subtipo H5 (N1) del virus de la gripe ha infectado solo a las aves. Los afectados (desde 1997 ha habido 565 contagios por contacto con el animal y 331 muertes) no se habían contagiado entre ellos. El equipo holandés utilizó hurones para su trabajo porque son los que mejor reproducen el contagio de la gripe entre personas. Una vez infectado el primer grupo de animales, fueron recogidas muestras del virus para infectar a otros hurones. En principio, solo una decena de infecciones forzadas bastan para que el virus de la gripe aviar se transmita por vía aérea entre estos mamíferos. Para Ron Fouchier, el virus obtenido constituye una valiosa fuente de información para proteger la salud pública. El problema es que también es un supervirus letal con gran capacidad destructiva.
El dilema de la revista Science no es único. El investigador japonés Yoshihiro Kawaoka, también financiado por el Instituto Nacional de Salud estadounidense, ha llegado a la misma conclusión. Hace diez años, el inmunólogo australiano Ian Ramshaw produjo un virus mortal para los ratones al modificar el virus de la viruela del propio roedor. Como ahora, cabía la posibilidad remota de que las personas acabaran contagiándose.
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