La Biblia dice que el mundo entero está bajo el dominio de Satanás (1ªJn.5:19). Los hombres viven bajo su control, aún sin siquiera saberlo. Su último objetivo es ahora el pueblo de Dios. Si no fuera por la protección de Dios, lo destruiría por completo. Cuanto más cerca estemos del final de la historia de este mundo más evidente será la guerra espiritual en la que estamos involucrados.
La Batalla Personal
“El hombre caído es el cautivo legítimo de Satanás. La misión de Jesucristo fue libertarlo de su poder.” (Mensajes Para los Jóvenes, 49) Dios no quiere que suframos las consecuencias de estar bajo el poder del mal. Es cierto que “en cada alma luchan dos poderes en procura de victoria.” (Hijos e Hijas de Dios, 330) pero hay una solución para no vivir en esa desesperación.
La Conversión es la Clave
“Nos sujetan firmemente los lazos de Satanás, por el cual hemos "sido apresados para hacer su voluntad" (2 Timoteo 2: 26). Dios quiere sanarnos y libertarnos. Pero, puesto que esto demanda una transformación completa y la renovación de toda nuestra naturaleza, debemos entregarnos a él enteramente.” (Camino a Cristo, 43)
Lo que esta cita nos indica es que:
a) Por nuestra naturaleza, estamos bajo la influencia de Satanás.
b) Sólo una conversión y transformación de Dios en nosotros nos libera de ella.
Nunca saldremos del dominio del enemigo si no somos convertidos por el Espíritu Santo. Pero debemos saber que cuando Dios convierte el corazón de un hombre lo transforma a su imagen y esto despierta el odio de Satanás:
“La única razón por la que no sufrimos mayor persecución es por el hecho de que nosotros no ejemplificamos más fielmente la vida de Jesús en nuestra propia vida. Os aseguro, hermanos y hermanas, si camináis como él caminó, sabréis lo que es ser perseguido y reprochado.”
(Review and Herald, August 28, 1883)
Los cristianos modernos nos parecemos tanto al mundo que no despertamos oposición o rechazo alguno. En cambio, “cuando la verdad en su sencillez y fortaleza, tal cual es en Jesús, se levanta frente al espíritu del mundo, despierta en seguida el espíritu de persecución.” (PE, 274)
¿Cómo podemos saber si realmente estamos convertidos o aún estamos bajo el dominio del enemigo? Veamos qué actitudes demuestran si estoy siendo influido por el enemigo, según el Espíritu de Profecía. Al leer esta lista, examínate a ti mismo sin pensar en otras personas:
1) El que no es un cristiano ferviente y ha perdido su primer amor.
“Todos los que no son fervientes discípulos de Cristo son siervos de Satanás.” (CS, 562)
2) El que tiene celos de otras personas y las critican injustamente.
“Satanás domina la mente de los observadores del sábado no consagrados y los induce a sentir celos unos de otros, a criticarse y censurarse.” (Testimonios para la Iglesia T1, 236)
3) El que violenta la voluntad de otras personas.
“Satanás, y los hombres impulsados por su espíritu son quienes procuran violentar las conciencias.” (HA, 431)
4) La persona que se encoleriza.
“Es el espíritu de Satanás el que se revela en la cólera y las acusaciones.” (DTG, 31)
5) La personas egoísta.
“El espíritu de egoísmo es el espíritu de Satanás.” (Consejos Mayordomía Cristiana, 21)
6) El que se ensalza a sí mismo.
“Aquellos que se exaltan a sí mismos se ponen bajo el poder de Satanás, preparándose para recibir sus engaños como si fuesen verdades.” (Carta 131, 14 octubre, 1900)
7) El que acusa y sospecha de otros injustamente.
“Los insultos despreciativos, el lenguaje apasionado y amargo, las acusaciones crueles y llenas de sospechas, provienen de Satanás.” (La Voz, 22)
8) La persona de conversación vulgar y cómica.
“La conversación barata, común, las palabras de adulación, las argucias tontas, dichas para producir risa, son la mercadería de Satanás, y todos los que se dejan dominar por este tipo de conversación están traficando con mercadería de Satanás. (TM., 84)
9) Quien adula a los hombres.
“La adulación es obra de Satanás.” (La Voz, 167,168)
10) El intemperante.
“Las víctimas de la intemperancia (…) están bajo el poder de un demonio.” (M. Curación, 128)
11) El que escucha música inapropiada.
“Lo que es una gran bendición cuando se lo usa correctamente se convierte en uno de los medios más certeramente empleados por Satanás para desviar la mente del deber y de la contemplación de las cosas eternas.” (Patriarcas y Profetas, 644-645)
12) Quien se resiste a arrepentirse.
“Todos los que tratan de excusar u ocultar sus pecados, dejándolos sin confesar y sin haber sido perdonados en los registros del cielo, serán vencidos por Satanás.” (CS, 678)
13) El que predica para agradar a sus oyentes y evita predicar el mensaje de Dios.
“Las enseñanzas halagadoras provienen de Satanás y sus ángeles.” (PE, 228)
14) Los líderes que quieren dominar a sus miembros.
“Los que han sido puestos por Dios en cargos de responsabilidad, nunca deben tratar de exaltarse a sí mismos o atraer la atención de los hombres a su obra. Deben dar toda la gloria a Dios. No deben buscar poder para enseñorearse de la heredad de Dios, pues sólo harán esto los que están bajo el dominio de Satanás.”(TM, 279-280)
15) El predicador que enseña profecías en contra de la interpretación correcta.
“Muchos ocuparán nuestros púlpitos sosteniendo la antorcha de una falsa profecía en sus manos, encendida del fuego de la infernal antorcha satánica.” (TM, 416)
16) El Obrero no consagrado.
“Ministros, profesores, y maestros no consagrados ayudan a Satanás a levantar bandera dentro de nuestros propios baluartes.” (T5, 12)
17) El que clama: “Paz, Paz” cuando no la hay.
“Los malos pastores…se unieron con Satanás y sus ángeles para clamar: “Paz, paz.” Cuando no había paz.” (PE 234)
18) El que coloca la opinión del pastor o el teólogo por encima de la Biblia.
“Satanás trata continuamente de atraer la atención hacia los hombres en lugar de atraerla hacia Dios. Hace que el pueblo considere como sus guías a los obispos, pastores y profesores de teología, en vez de estudiar las Escrituras para saber por sí mismo cuáles son sus deberes.” (Conflicto de los Siglos, 653)
19) El que pisotea la ley de Dios.
“Entre nuestros ministros y creyentes hay muchos que están pisoteando los mandamientos de Dios. Así se insulta al Creador del mundo, y Satanás se ríe triunfalmente al verificar cuánto éxito obtienen sus estratagemas.” (HA, 403)
20) La persona presuntuosa.
“La presunción es una tentación común, y cuando Satanás asalta a los hombre con ella, obtiene la victoria nueve de cada diez.” (1JT, 415)
21) El que crea dudas y hace objeciones al mensaje de Dios.
“Satanás sabe sugerir dudas e idear objeciones contra el testimonio directo que Dios envía, y muchos piensan que es una virtud, un indicio de inteligencia ser incrédulos, dudar y argüir.” (Joyas Testimonios 1, p.330)
22) Quien disfruta de las diversiones mundanales.
“Es el propósito de Satanás llenar la mente con un deseo de diversiones mundanales, a fin de que no haya tiempo para atender a la pregunta: ¿Cómo está mi alma?” (Consejos Maestros, 309)
23) El que participa de actividades de competición.
“Cuando los alumnos del colegio se entregaron a sus juegos de competencia al fútbol, cuando se dejaron absorber por las diversiones, Satanás vio propicia la oportunidad para introducirse y dejar sin efecto al Espíritu Santo.” (Mensajes Selectos, t1, 152)
24) El que da rienda suelta a su apetito.
“En toda reunión de placer donde se fomente el orgullo o se dé rienda suelta al apetito, donde se le induzca a uno a olvidarse de Dios y a perder de vista los intereses eternos, allí está Satanás rodeando las almas con sus cadenas.” (Patriarcas y Profetas, 491)
25) El que calumnia.
“Aun los que desean ver prosperar la obra de Dios debilitan las manos de sus siervos oyendo,
difundiendo y creyendo a medias las calumnias, jactancias y amenazas de sus adversarios. Satanás obra con éxito asombroso mediante sus agentes.” (Profetas y Reyes, 476)
26) La persona que actúa con tiranía.
“Toda rudeza, acritud, crítica y todo espíritu tiránico no son de Cristo, sino que proceden de Satanás.” (Testimonios Para Ministros, 156)
27) La persona envidiosa.
“La envidia es una de las peores características satánicas que puedan existir en el corazón humano.” (Patriarcas y Profetas, 405)
28) Quien desfigura el carácter de Dios.
“Los espiritistas hacen hincapié en el amor como si fuese atributo principal de Dios, pero lo rebajan hasta hacer de él un sentimentalismo enfermizo y hacen poca distinción entre el bien y el mal. La justicia de Dios, su reprobación del pecado, las exigencias de su santa ley, todo eso lo pierden de vista. Enseñan al pueblo a que mire el Decálogo como si fuera letra muerta. Fábulas agradables y encantadoras cautivan los sentidos e inducen a los hombres a que rechacen la Biblia como fundamento de su fe. Se niega a Cristo tan descaradamente como antes; pero Satanás ha
cegado tanto al pueblo que no discierne el engaño.” (Conflicto de los Siglos, 615)
29) El que ama el dinero.“Los tesoros son el ídolo de muchos. El amor al dinero y el deseo de las riquezas son la cadena de oro que los tienen sujetos a Satanás.” (Camino a Cristo, 43)
30) El que no domina su lengua.
“A menos que dominemos nuestras palabras y genio, somos esclavos de Satanás, y estamos sujetos a él como cautivos suyos.” (Testimonios T1, 109)
31) El que ataca a los que predican el mensaje de Dios.
“Satanás induce a los hombres a que se justifiquen y a que busquen la simpatía de otros en su camino de pecado. En lugar de enmendar sus errores, despiertan la indignación contra el que los reprende, como si éste fuera la única causa de la dificultad. Desde los días del justo Abel hasta los nuestros, tal ha sido el espíritu que se ha manifestado contra quienes osaron condenar el pecado.” (CS, 554) (Es posible que alguien después de leer este artículo reaccione de esta manera.)
Es sorprendente descubrir de cuántas maneras es capaz de influir Satanás en un cristiano. Creo que cada uno podemos identificarnos en alguna de las formas en las que el enemigo ha tomado ventaja sobre nosotros. Así como hubo un tiempo en el que los discípulos estuvieron bajo la influencia de él, todos nosotros hemos podido estar, o aún podemos estar, bajo su influencia. Deberíamos examinarnos a nosotros mismos y pedirle a Dios que nos muestre de qué formas puede el enemigo estar influyendo en nuestra vida. El día que descubramos de qué forma Satanás lo ha hecho o lo sigue haciendo, caeremos de rodillas entre lágrimas para pedirle que nos perdone y que tome el control total sobre nosotros. Entonces habrá un reavivamiento en nuestro pueblo, ya que sin arrepentimiento no hay reavivamiento.
La Batalla en la Iglesia
El enemigo ya hace tiempo que ha puesto en marcha su táctica para debilitar y dividir al pueblo de Dios. Siendo que él sabe que el ataque frontal despierta a los cristianos, ha preferido infiltrarse en medio de ellos. Desde dentro es como mejor puede destruirlos. Desgraciadamente, los hijos de Dios no son conscientes de qué forma el enemigo puede influir sobre ellos.
Hay personas que se sorprenden de las cosas que ocurren en su iglesia. No entienden cómo es posible que sea así. Suceden cosas inverosímiles e inexplicables para ellos, pero si entendiéramos que el enemigo ha tomado ventaja sobre nosotros, podríamos hacer frente al culpable de todos nuestros males.
Alguno puede sorprenderse y preguntar: ¿puede Satanás introducirse en el pueblo de Dios? Los cristianos hablamos de la batalla espiritual y reconocemos al gran enemigo, pero tenemos una tendencia a pensar que la actividad de los principados y potestades de las tinieblas se limita al mundo, y que la iglesia está exenta de ella. ¿Cómo podremos hacer frente al enemigo si no identificamos su forma de actuar entre nosotros? Tratamos a nuestro enemigo como un ser virtual y lejano. Creemos que son los espiritistas, los hechiceros y los que practican el tarot o la magia los que están bajo influencias malignas, y nunca pensamos que él pueda estar actuando en nuestro medio. Veamos lo que dicen la Biblia y el Espíritu de Profecía.
En el Pueblo Judío
Cuando Jesús vino a esta tierra había personas bajo el dominio de Satanás. Por ejemplo, la Biblia dice que en cierta ocasión: “Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo.” (Lc.4:33) Este era sólo un caso aislado, pero cuando Jesús predicó en Nazaret les dijo que había venido a poner en libertad a los cautivos de Satanás. Los miembros de aquella congregación se sintieron tan ofendidos de que se les dijera que estaban cautivados por el enemigo que lo sacaron de la iglesia y de la ciudad, e intentaron quitarle la vida en sábado. En el libro Deseado de Todas las Gentes podemos encontrar la confirmación de que lo que Jesús dijo a aquellos miembros de iglesia era cierto:
“Satanás los dominó, y con ira clamaron contra el Salvador.” (DTG, 206)
Lo que Satanás no consiguió en el desierto, lo intentó dentro de la iglesia.
Cuando Jesús eligió sus doce apóstoles, “Les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera.” (Mt.10:1) Lo sorprendente es que los envió a predicar exclusivamente a sus hermanos judíos: “Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis.” (Mt.10:5) Y para que les quedara claro a quién tenían que ir a predicar, les vuelve a decir lo mismo pero con otras palabras: “Id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.” (Mt.10:6) Quizá los discípulos se sorprendieron de que tuvieran que tener autoridad sobre los espíritus inmundos en Israel, así que Jesús vuelve a repetirles la idea: “Echad fuera demonios.” (Mt.10:8) Jesús estaba preparando a estos discípulos para hacer frente al enemigo sabiendo que después de su ascensión tendrían que seguir ayudando a sus hermanos “atormentados de espíritus inmundos”. (Hech.5:16)
El Espíritu de Profecía respalda la idea de que el enemigo había conseguido cierta influencia en muchas personas dentro del pueblo de Dios, y describe de la siguiente forma el ambiente que se encontró Jesús cuando vino a esta tierra:
“Los judíos se habían negado a entregarse a Dios para la salvación del mundo, y llegaron a ser
agentes de Satanás para destrucción. El pueblo a quien Dios había llamado para ser columna y base
de la verdad, había llegado a ser representante de Satanás.” (DTG, 27)
No sólo el pueblo sufrió esta situación. Los dirigentes religiosos de la época tuvieron el mismo problema:
“Los dirigentes religiosos se habían unido con Satanás y sus ángeles. Estaban cumpliendo sus
órdenes.” (DTG, 696)
“Los líderes del pueblo cedieron a las tentaciones de Satanás y Dios no pudo darles las
bendiciones que pensaba proporcionarles, porque ellos no obedecieron su voz, sino que
escucharon la voz y siguieron el plan de acción de Lucifer.” (Manuscrito 5, 20 enero 1904)
Pero incluso los que se suponía que eran los amigos más íntimos de Jesús se vieron afectados en algún momento por la influencia de la serpiente:
Jesús dijo a Santiago y Juan: “Vosotros no sabéis de qué espíritu sois” (Lc.9:55), y sabemos también que Satanás influyó en Pedro para desalentar a Jesús en su camino hacia la cruz. (DTG, 384)
Así que, a) Miembros de iglesia, b) Dirigentes religiosos, y c) Los mismos apóstoles, en algún momento cedieron a la influencia del enemigo.
En el Pueblo Actual
Aunque da la impresión que los cristianos modernos no tenemos el problema manifiesto que había en Israel, podemos sufrirlo sin saberlo. Según se nos dice:
“Satanás entra en cada reunión de obreros cristianos y en cada iglesia para tratar de atraer a los miembros a su lado.” (3JT, 272)
“El hecho de que una persona se encuentre en compañía de los hijos de Dios, y hasta en el lugar de culto y en torno a la mesa del Señor, no prueba que dicha persona sea verdaderamente cristiana. Allí está con frecuencia Satanás en las ocasiones más solemnes, bajo la forma de aquellos a quienes puede emplear como agentes suyos.” (CS, 447)
“La experiencia de Cristo con los dirigentes judíos se repite. Satanás se esfuerza por eclipsar todo rayo de luz que brilla de Dios hacia su pueblo. Obra por medio de los ministros de la manera que obró a través de los sacerdotes y gobernantes en los días de Cristo.” (Testimonios para la Iglesia, T8, 209)
La Lucha NO es Contra las Personas
Algunos dicen que no hay que predicar ningún mensaje que divida a la iglesia, pero no se dan cuenta que la iglesia ya está dividida. Los mensajes de Dios sólo sacan a la luz la situación. La verdadera unión es sólo “en Espíritu y en verdad” y cualquier unión artificial que se intente no será más que evadir la realidad de nuestra condición y empeorar la situación.
Al no hacer frente al problema en su misma raíz, los hombres han convertido la iglesia en un campo de batalla. Los más mundanos miran a los que quieren obedecer a Dios con desprecio y los tratan como fanáticos y extremistas. Hay otros que acusan de liberales a los que, llamándose cristianos, prefieren vivir de acuerdo a los principios del mundo. Tanto los unos como los otros están dominados por un espíritu que no es el de Cristo. Ninguno de ellos sabe que, según la Biblia, están perdidos. (Rom.8:9)
El enemigo ya ha sembrado suficiente cizaña y apenas le hace falta trabajar más. Los miembros, en vez de luchar contra espíritus malignos, luchan entre ellos. Satanás sólo espera que termine el tiempo de gracia, sabiendo que cuando llegue ese momento todos ellos estarán perdidos.
Por ello, desobedecemos a Dios cuando luchamos contra las personas. Dios nos dice que la lucha no es contra las personas, pero le agraviamos cuando luchamos contra quienes Dios salvó en la cruz.
Es cierto que la Biblia nos dice que tenemos una lucha, pero la lucha no es contra las personas, sino contra Satanás y sus huestes. (Efe.6:12) Por muy malvada que sea una persona, por muy alejada que esté de Dios, por mucho daño que nos haya causado, eso no la convierte en nuestra enemiga. Nuestro único enemigo es Satanás y sus principados, potestades, gobernadores, y huestes espirituales.
“Si el amor de Cristo mora en nosotros, no sólo no abrigaremos odio alguno hacia nuestros semejantes, sino que trataremos de manifestarles nuestro amor de toda manera posible.”
(DMJ, 53)
A veces pensamos que lo que el mundo necesita es sólo un mensaje doctrinal o profético cuando en realidad nosotros tenemos que ser el mensaje principal. “Lo que el mundo necesita es ver este milagro: los corazones de los hijos de Dios ligados unos a otros por un amor cristiano.” (3JT, 386)
La Batalla Evangelística
La tercera y última de las batallas es la que tenemos que luchar en el mundo, pero no será posible vencerla sin haber vencido las dos primeras. Desgraciadamente, los cristianos vivimos más encerrados en el “arca de Noé” esperando que la tormenta pase pensando que lo único que nos toca hacer es esperar.
Preparación Para la Batalla
Cuando hayamos sido plenamente convertidos y estemos bajo el completo dominio de Dios, entonces será tiempo para prepararnos para la batalla. La vida del verdadero cristiano es una constante batalla espiritual y tenemos que ser entrenados para ella. Sabemos que “todos los que se esfuerzan en seguir a Jesús tendrán que entrar en lucha con Satanás” (CS, 564)
Se nos ha dejado la advertencia de que “Satanás espera envolver al pueblo remanente de Dios en la ruina general que está por sobrevenir a la tierra.” (2JT, 107) Pero el cristiano no debe quedarse en la ignorancia. La Biblia nos advierte de que “no ignoremos sus maquinaciones.” (2ªCor.2:11) Debemos descubrir las estrategias del enemigo ya que “nada perturba tanto a Satanás como nuestro conocimiento de sus planes.” (1JT, 432) En el tiempo del fin haremos frente al enemigo cara a cara y es urgente una preparación para esa batalla. Y la preparación para ella y su desarrollo comprenden cinco etapas:
1º Someterse a Dios. (Santiago 4:7)
2º Fortalecerse en el Señor. (Efe.6:10)
3º Luchar. (Efe.6:12)
4º Resistir. (1ªPed.5:9)
5º Vencer (Rom.8:37-39)
Todo este proceso es necesario en nuestra vida personal, eclesiástica y para la batalla que tenemos que librar en el mundo. Cuando Pablo escribe a los efesios sobre la batalla espiritual, termina diciendo algo que no se suele mencionar, pero que es trascendental. Toda la descripción de la armadura, y de la batalla espiritual tiene el objetivo de prepararnos para la batalla de la evangelización donde se nos llama a rescatar a los cautivos de Satanás. Y esa obra siempre provoca la furia del enemigo. Por este motivo el apóstol concluye diciendo “para dar a conocer con valentía el evangelio” (Efe.6:19). El objetivo final de fortalecerse en Cristo, orar en todo tiempo y ponerse toda la armadura es para predicar el evangelio. Y por ese motivo Pablo está “en cadenas” (6:20). Esa es la idea con la que concluye el libro antes de despedirse.
Si los pastores y miembros de la iglesia salieran a rescatar las almas del mundo para que “se conviertan de las tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás a Dios.” (Hech.26:18), en vez de estar criticándose unos a otros, Satanás se enfurecería de tal manera que despertaría una nueva persecución contra el pueblo de Dios. Pero el enemigo nos retiene en la iglesia con multitud de actividades para que no hagamos nuestra obra.
Es triste pero real: el hecho de no tener un deseo ferviente de predicar el evangelios es evidencia de que no estamos convertidos: “Un hombre no se ha convertido si en su corazón no ha nacido el deseo de compartir con los demás el precioso amigo que ha descubierto en Jesús; la verdad que salva y santifica no puede permanecer callada en su corazón.” (Testimonios para la Iglesia 4, 313)
CONCLUSIÓN
Aunque es cierto que tenemos una batalla personal, que tenemos una batalla espiritual en nuestro medio, y también en el mundo, nuestra lucha no es contra los hombres sino contra Satanás y sus huestes. Puede ser que el enemigo haya tomado cierta ventaja en nuestra vida, pero Dios quiere que todos seamos liberados de su influencia y que su carácter pueda ser reflejado en nosotros.
Jesús ha sido la única persona que ha vivido en esta tierra en la que Satanás NO ha podido influir de ninguna manera. Al principio de su ministerio, se nos dice que nuestro Maestro fue tentado en el desierto pero “el diablo entonces le dejó” (Mt.4:11) viendo que no podía conseguir nada con él. Y al final de su ministerio, Jesús les dijo a sus discípulos: “Viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí.” (Jn.14:30)
“No había en él nada que respondiera a los engaños de Satanás. El no consintió en pecar. Ni siquiera por un pensamiento cedió a la tentación. Así también podemos hacer nosotros”
(DTG, 98)
El Remanente final será un pueblo que logrará, con el poder de Dios, vencer a Satanás y también el pecado:
“Satanás no pudo encontrar nada en el Hijo de Dios que le permitiese ganar la victoria. Cristo guardó los mandamientos de su Padre y no hubo en él ningún pecado de que Satanás pudiese sacar ventaja. Esta es la condición en que deben encontrarse los que han de poder subsistir en el tiempo de angustia.” Conflicto de los Siglos, 681
Dios quiera que cuando Cristo venga, tú sea uno del Remanente en el que el enemigo sólo haya podido encontrar la gloria de Dios en tu vida. Amén.
Juan Torrontegui
IASD Puerto de Sagunto
Valencia. España
www.elultimoremanente.org (Una pagina altamente recomendada)
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