La fotografía era competencia, hasta hace poco, de los ordenadores. Pero ahora, los teléfonos, «tablets» y demás dispositivos móviles permiten hacer y compartir fotografíasen
una nueva era comunicativa en la que la imagen es lo más importante.
«Con el material gráfico se atrae más la atención. Internet es más
visual que nunca», asegura José Manuel Rodríguez, periodista y consultor especializado en redes sociales. «La foto se consume mucho mejor y es más monetizable», asegura.
El divorcio entre Twitter e Instagram y la nueva alianza con Facebook,
que «necesitaba meterse en la guerra del móvil», reseña el experto,
tiene una razón económica. Y en este sentido, Rodríguez recuerda: «Para
las redes sociales, nosotros somos el producto y los clientes son los
anunciantes.
Nosotros generamos contenido gratis para las plataformas»,
cuyo sustento es la publicidad.
El pánico que se ha desatado en los últimos días ante la posibilidad de que Instagram pudiera utilizar las fotografías de sus usuarios con fines comerciales
-aunque luego la propia compañía ha reculado-, es algo que Facebook
también puede hacer, «aunque, de momento, no se ha dado ningún caso».
Rodríguez recuerda que «las plataformas sociales nunca tienen la propiedad de la imagen pero sí les permitimos el uso comercial». Por ello, es fundamental leer las condiciones de uso durante el registro.
«Lo que los usuarios quieren es que Instagram pueda vender
la licencia siempre que lo consientan y reciban un dinero a cambio»,
aclara. En opinión del periodista, se han entendido mal los términos por
los que se originó el debate porque «¿qué tipos de imágenes nos encontramos en Instagram?
La mayoría de las instantáneas son de la vida diaria y este tipo de
imágenes no son útiles para publicidad. Pero sí hay una pequeña parte de
los usuarios que tienen fotografías. He aquí el problema». Habrá que
esperar a ver qué pasa, aunque «sería una torpeza vender las imágenes
así como así».
¿Cuál es el futuro?
Todos estos cambios y alianzas evidencian que «la
publicidad se está reinventando en internet», y una gran alternativa
para las marcas es usar las imágenes de los propios usuarios como complemento para la publicidad social.
Por ello, José Manuel Rodríguez lanza una pregunta que cualquier
usuario debería plantearse: «¿Soy consciente de lo que subo?», sobre
todo en lo que respecta a adolescentes y menores.
Pero tampoco podemos pasar por alto la otra cara de la
moneda. Instagram «es un servicio que te permite alojar las fotos y no
te cobra por ello. De hecho, tiene más de cinco millones de imágenes
alojadas», mientras que a Facebook se suben 300.000 millones de imágenes
diarias. «¿Alguien se hace una idea de lo que eso cuesta?», apunta. «O
pagas para que te las alojen o te expones a que te las utilicen. El
sitio tiene que hacer dinero porque las plataformas sociales no son ONG. Son empresas y se nutren de los datos que les damos libremente».
A partir de ahora presenciaremos más batallas porque esta guerra no ha terminado.
«Las condiciones del servicio van variando en función de cómo las
plataformas vean el mercado». Quizás surjan nuevos protagonistas u otras
ya existentes lleguen a sorprendernos. «¿Será Pinterest
una amenaza real para Facebook en algún momento?», se plantea José
Manuel Rodríguez. El espectáculo no ha hecho más que empezar.
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