La crisis política que vive Estados
Unidos, escenificada en la negociación sobre el presupuestos público,
puede acabar repercutiendo en la situación económica mundial. Algunos
observadores advierten de que si antes del próximo 1 de enero,
republicanos y demócratas estadounidenses no llegan a un acuerdo para
sacar adelante los nuevos presupuestos, la economía mundial podría
ponerse a temblar. El presidente Barack Obama se encuentra en una
situación difícil dos meses después de haber ganado las elecciones,
porque el Congreso prácticamente no funciona y el país corre el riesgo
de dirigirse hacia un abismo fiscal de dramáticas consecuencias. Obama
expresó su convicción de que los políticos de uno y otro bando sabrán
sacar al país del atolladero y de que las negociaciones, que se
paralizarán unos días durante las fiestas navideñas, llegarán a buen
puerto. Pero el optimismo del inquilino de la Casa Blanca no es
compartido ni siquiera por todos los demócratas, y algunos temen que la
insubordinación del ala extremista del Partido Republicano impida la
aprobación de los presupuestos. Los tentáculos del Tea Party llegan a
todas partes y apresan incluso a los congresistas republicanos más
sensatos y moderados. En el Senado, la situación no es mucho mejor, y
aunque los demócratas controlen esta Cámara, la minoría republicana
puede obstaculizar el debate y la votación de los presupuestos. Esta
minoría se niega radicalmente a subir los impuestos a los más ricos y no
le pone las cosas fáciles al Partido Demócrata. El líder de los
republicanos en el Senado, Mitch McConnell, es un hueso duro de roer.
Quizá la salvación de Obama esté en que los republicanos, tras haber
perdido las elecciones, se han quedado sin liderazgo y la disciplina
interna deja bastante que desear, sobre todo en el Congreso.
Subir los impuestos
Barack Obama podría renunciar a las
subidas de impuestos, lo que significaría no cumplir una de sus promesas
electorales. Demócratas y republicanos negociaban un acuerdo para subir
de forma gradual los impuestos a los que más tienen sin perjudicar a
las clases medias, pero la derecha hizo marcha atrás. De ahí al abismo
fiscal solo hay un paso. Estados Unidos necesita, según diversos
expertos, entre recortes de gastos y subidas de impuestos, unos 600.000
millones de dólares (cerca del 5% del PIB) en 2013. Muy rápidamente se
suprimirían unos 55.000 millones de dólares del Pentágono y una cantidad
similar para programas sociales, incluidos los subsidios a los parados y
las ayudas médicas a los pensionistas. Así las cosas, según la Oficina
del Presupuesto del Congreso, la economía estadounidense podría
contraerse un 1.3% en el primer semestre de 2012 y el desempleo, que
ahora es del 7,7%, alcanzaría el 9,2% a finales del año que viene. Con
ese panorama tan poco alentador para la gran locomotora económica del
mundo occidental, los economistas prevén que sobre todo la zona euro
podría hundirse aún más en la recesión.
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